Un sismo de 5.8 grados Richter, cuyo epicentro se situó en el estado de Virginia en la costa este de Estados Unidos, provocó la evacuación del Pentágono, el establecimiento de un perímetro de seguridad alrededor de la Casa Blanca, el cierre de aeropuertos y el desquiciamiento del sistema de transporte.
La onda sísmica se resintió a lo largo de la costa este en los estados de Virginia, Maryland, Nueva York, Nueva Hampshire y Carolina del Norte, así como en el medio oeste, en Ohio y Michigan.
En la capital estadounidense, miles de trabajadores abandonaron sus oficinas de manera voluntaria o fueron evacuados, mientras que la movilización de ambulancias y patrullas generó incertidumbre entre los capitalinos.