
Pese a que son vistos constantemente por el hombre, el denominado “cara de niño” (Stenopelmatus fuscus) es el más desconocido de los seres nocturnos que habitan nuestro jardín, ya que es temido y acribillado sin justa razón.
El Stenopelmatus fuscus es un insecto de la familia de los grillo, chapulines y saltamontes, que a diferencia de sus familiares tiene una apariencia poco amigable; forma de aracnido, tamaño de 3 a 5 cm, coloración rojiza y grandes patas separadas que utiliza para saltar, similar a una araña de tamaño considerable. Pero contrario al extendido mito popular, los “cara de niño” no son venenosos. Son nocturnos, pasan la vida debajo de la tierra, tienen grandes mandíbulas, se alimentan de plantas y lo más importante; no es su interés atacar al ser humano.